Cómo ver una película (Educación Secundaria)

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Las imágenes y el sonido

b. El montaje

Para conocer los elementos fundamentales del montaje de una película acompañamos a su explicación un ejemplo de análisis a partir de una escena de la película ‘Slumdog Millionaire’.

Descripción del fotograma que vamos a analizar

Jamal y Salim niños juegan a béisbol en las pistas de aterrizaje de un aeropuerto indio. La policía llega para impedir que jueguen. Comienza así una frenética persecución. Los niños en su huída atraviesan basureros, saltan tejados, se internan en callejuelas imposibles, se topan con el mafioso que más tarde marcará sus vidas... hasta que llegan a su casa donde su madre les espera. La carrera se convierte así en una presentación tanto de los personajes principales, como del barrio de Jamal y Salim, reflejo de la marginalidad y pobreza de Bombay.

El montaje es el proceso por el que se ordenan los planos y secuencias de una película según los criterios del o la directora y el ritmo marcado en el guión. Si tuviéramos que elegir una palabra que resumiera el proceso sería “cortar”. En una película se ruedan muchísimos más planos de los que vemos en la película. Así como en el rodaje se decide qué queda fuera del encuadre, en el montaje se elige qué fragmento del plano se usa y cuál no. Montar es decidir que se queda fuera. Esta decisión del editor o editora (en España son las mujeres quienes ocupan mayoritariamente y con más prestigio esta profesión) es la que hace que una película nos cuente la historia de una manera y no de otra.

Existen multitud de factores que afectan al montaje. Vamos a detenernos en los dos principales: el plano y el relato. Si atendemos a la escala y duración del plano existen dos montajes diferentes:

  • Analítico: se utilizan fundamentalmente planos cortos y en general de corta duración. Se presta más a lo expresivo y psicológico. Se analiza la realidad estudiándola por partes y el resultado es un ritmo rápido.
  • Sintético: los encuadres elegidos contienen planos largos y con profundidad de campo. Se da una visión más completa de la realidad, sin voluntad de análisis. Como aparecen más objetos y más hechos, exige planos de más duración para poder tener bastante tiempo de lectura.

Además y según la totalidad del relato, el montaje puede ser:

  • Narrativo o clásico: cuenta los hechos, o bien cronológicamente o haciendo saltos tanto al futuro (flash-forward) como al pasado (flash-back) pero siempre estructurándose con la idea de dotarlas de forma narrativa.
  • Expresivo: prima la una interpretación artística o ideológica de la realidad cinematográfica. La longitud, movimiento, sonido y tono de los planos y la composición de los encuadres despertará en los espectadores y espectadoras emociones e ideas diferentes.

En ‘Slumdog Millionarie’ el montaje, por el que recibió el Oscar 2009, ocupa un lugar destacado. Rodada a base de espléndidos y dinámicos planos, la intercalación de las preguntas del concurso con el relato en flashback de la infancia de Jamal consigue una gran fuerza narrativa. Desde los primeros minutos nos envuelve un montaje fragmentado, que da saltos en el tiempo y cuyas tomas imposibles y aparente despreocupación por el encuadre imprimen el ritmo rápido y fresco. Es un engranaje magistral de fuerza, luz, música y colorido.

Según el propio Boyle, “rodar la película fue fantástico pero montarla fue increíble. En la película hay cinco momentos bien diferenciados: cuando el niño es pequeño, cuando tiene diez años, cuando es adolescente, cuando está en la televisión y cuando está en la policía. Sin embargo, en el film no hemos usado ningún efecto, ni barridos ha¬cia delante o hacia atrás, ni fotogramas en blanco, nada. El tiempo en la película pasa como pasa en la mente, va y viene. Teníamos la sensación de que la película se montaba sola, era todo muy fácil y muy rápido. La montamos muy deprisa, y creo que se trata del mejor montaje de mis películas”.

Dod Mantle, director de fotografía, decía que las palabras que utilizó Boyle para describirle cómo quería rodar la película fueron: “energía, ritmo, velocidad, movimiento, incontrolable”. Estas son las sensaciones que nos transmite la secuencia inicial donde asistimos a la persecución policial de 12 minutos a través de un transitado suburbio indio. Montada a ritmo de videoclip, con planos cortos y frenéticos de la persecución, pasamos a un plano fijo generalísimo cenital del barrio. Un recorrido trepidante que nos muestra la cotidianeidad del barrio de Dharavi, con sus colores, sonidos, olores y caras. Quién sabe si para esta secuencia de apertura (homenaje reconocido a la película ‘Viernes Negro’ y que bebe del arranque de ‘Trainspotting’), Boyle se inspiró también en ‘Ciudad de Dios’ (‘Cidade de Deus’, Fernando Meirelles, Brasil, 2002), otro buen ejemplo de arranques épicos que sitúan en pocos minutos el contexto social de la historia. La historia se arma a partir de esta secuencia inicial. Acompañamos a los hermanos Malik en sus peripecias y desgracias. Vemos cómo sus destinos toman caminos opuestos, con la búsqueda de Latika como motor de la acción.